The Black Keys – ‘Let´s Rock’ | Crítica 

The Black Keys – ‘Let´s Rock’ | Crítica 

Le han puesto pilas nuevas al mando del ‘garaje’

Un gran disco de Rock… tal cuál

Let´s Rock supone el nuevo disco de The Black Keys… y van nueve (se dice pronto). El dúo americano, formado en Akron (Ohio) por Dan Auerbach a la voz y la guitarra, y Patrick Carney a la batería, iniciaron su andadura en 2001. Y tan sólo un año después, estaban ‘celebrando’ su bautismo, The Big Come Up (2002).  Twitea éste post compártelo en Facebook

Entonces, la ‘celebración’ fue en petit comitéen familia. Nada de grandes salones repletos de invitados que se aferran ansiosos a cuberterías de plata, no. A estos chicos les gustaba encerrarse en su ‘garaje’ y, mano a mano, ir dando forma a su trabajo. Como un artesano que cuida cada pequeño detalle a su forma, a su ritmo… sin que nadie le diga qué o cómo tiene que hacer las cosas. 

Todo explota con Brothers en el 2010

Y así anduvieron, liberando su creatividad y su artesanía con la ayuda de pequeños sellos discográficos, hasta que la cosa explotó en 2010 con su sexto álbum, Brothers. Entonces llegaron los Grammy, los teléfonos sonando sin parar, los amigos interesados, las cámaras de televisión y las listas de éxitos. Es lo que tiene… Para estar en la cima del éxito (y ganar pasta de verdad), tienes que lidiar con todo eso… digo yo!

Desde entonces, han conseguido seguir ganando popularidad, reconocimiento y pasta, sin perder su esencia musical. ¿Cómo lo han conseguido? Pues, no tengo ni idea… O no les gusta tanto la pasta, o son realmente muy, muy buenos. Tal vez las dos cosas. 

Entre los pesos pesados de la industria

Parece inexplicable, en estos tiempos que corren, que una banda de Garage Rock y/o Blues Rock (según se mire), con una base más o menos clásica, se haya hecho un hueco entre los pesos pesados de la industria.   

Y es que The Black Keys son un referente hoy en día. De hecho, si preguntas por Black Keys en cualquier ámbito músico parlante, todo el mundo te habla bien de ellos… a todos les gusta. O al menos, te demuestran su más absoluto respeto por ese nombre.

Podríamos buscar los motivos entre su calidad musical, la propuesta, el estilo… o la alineación de los planetas! Qué más da! El caso es que es una buena noticia para cualquier amante de la música. Un faro que guiará (ya lo hace) las ilusiones de muchos detrás y que llena de esperanza un futuro anegado de incertidumbre musical. Un panorama que rodea de barro y mierda cada pequeña isla habitable. Aunque gracias a algunos afanados románticos, todavía se vislumbra un rayo de sol entre los negros nubarrones…

Sobre una base de Blues hacen ‘cosas raras’

Han conseguido conjugar los elementos más representativos del Blues y adornarlos con algunos toques que le dan un aire diferente… como más moderno. Así consiguen que cuando los escuchas, todo te suena familiar pero a la vez novedoso. Digamos que sobre un fondo de Blues juegan a hacer ‘cosas raras’… cosas que molan y que les da un toque algo menos ‘académico’… más innovador.

De acuerdo, escuchas el disco y es inevitable encontrarte con la sensación de que casi todo lo que hay en él, ya lo has oído… pero y qué? Podríamos nombrar muchos grandes artistas, discos y canciones que suenan igual que algo anterior y por eso no deja de ser bueno. La clave está en encontrar ese punto original, ese sello, ese toque maestro que te diferencie y que cuando la gente te escucha, adivina a la primera de quién es esa canción. Y estos tíos lo tienen.

“Con Brothers (2010) llegaron los Grammy, los teléfonos sonando sin parar, los amigos interesados, las cámaras de televisión y las listas de éxitos”

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The Black Keys no han inventado la rueda

Está claro que The Black Keys no han inventado la rueda (ni falta que hace), pero sí la han decorado a su gusto y ha quedado bastante chula la verdad. Aunque, evidentemente, canción tras canción, disco a disco, van perdiendo capacidad de sorpresa. Los ‘OHHHH’ se han transformado en ‘ahhhh’…  Twitea éste post compártelo en Facebook

Y es que el susto gordo vino ya hace tiempo, pero todavía nos dan algún que otro respingo. Aunque sea de esos sustos ‘tontos’, de los de estar escondido detrás de la puerta para gritar un ‘Uh’ en cuanto asomas la cabeza y llevarte un sobresalto que te acelera el corazón durante exactamente un minuto. Pero vaya minuto…

Un camino que ya existía

El caso es que The Black Keys encontraron el camino desde su primer gateo. Un camino que ya existía hace mucho tiempo, fundamentado en guitarras, batería y voces. Pero ellos avanzan por él a su aire. Andan, corren, saltan, gatean… incluso salen de él a recoger algunos recuerdos y cachibaches que encuentran a su paso para volver después a la senda principal.

Se me hace complicado entender cómo estos tipos, que no tienen pinta de hacer ni una sola concesión a los gustos del público o a sugerencias de casi nadie, vengan estas de dónde vengan, han podido convertirse en uno de los grupos más importantes del actual panorama mundial del Rock. Tal vez, sea precisamente por eso… porque hacen  lo que les gusta, lo que les da la gana. Y al que le guste bien y al que no, también. Lo que normalmente se ha llamado ‘ser auténtico’.

Y es que cuando haces algo que realmente te mola, eso se nota y se acaba trasladando a todo lo que tocas. 

El Manantial del Blues

Estos tíos son amigos desde pequeños, con lo cual los niveles de complicidad deben ser absolutos. También los niveles de aguante. En un local de ensayo (o garaje) metidos varios tíos durante muchas horas, saltan chispas… sean amigos, primos, hermanos o desconocidos. En este caso, las chispas quedarán apagadas por la cantidad de buenos momentos que habrán vivido juntos.

Otro punto importante, vital diría yo, es que les gusta la misma música. Música de la de verdad… empezando por Howlin’ Wolf y Robert Johnson. Y claro, si quieres beber agua, cuanto más arriba de la montaña esté la fuente más pura saldrá… digo yo. Y estos dos monstruos sagrados del blues (Wolf y Johnson), se puede decir que están arriba, pero arriba del todo… en el mismísimo manantial en el que nace todo.

He escuchado Let’s Rock bastante… mucho, diría yo

Pero vamos a lo que íbamos que nos terminamos liando… Os voy a contar lo que pienso sobre el nuevo disco de The Black Keys, Let’s Rock, y cada una de sus canciones. Lo he escuchado bastante… mucho. Para mí, es muy importante escuchar muchas veces y en distintos ambientes (y diferentes situaciones) la música. 

Lo he escuchado en casa, en el coche, en la ducha, caminando, durmiendo, haciendo la compra, tocando algún instrumento sobre sus canciones… Y también, en diferentes equipos: altavoces portátiles, equipo Hi-Fi, auriculares cerrados, auriculares del iPhone…

Y, en general, lo he escuchado con el volumen a toda h**tia. Yo es que eso de ponérmelo bajito, como de fondo… que casi no se oye, lo llevo mal. Por eso dependiendo de la hora del día, la actividad que estoy realizando, donde me encuentro y los habitantes que haya en mi casa, voy variando entre altavoces y auriculares.

En fin, al lío…

“Sobre una base de Blues más o menos clásica, juegan a hacer ‘cosas raras’ ”

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The Black Keys – ‘Let´s Rock’ | Crítica: Canción por canción

Os cuento las sensaciones que tengo con cada canción del disco:

Shine a Light

Para abrir boca nos encontramos con ‘Shine a Light’. Un tema que suena grande con su poderoso riff principal y su ‘tarareable’ puente. Como si su hábitat natural fuera un estadio con 100.000 fans tarareando su estribillo. Y es que me imagino perfectamente a The Black Keys abriendo un concierto con este temazo.  Twitea éste post compártelo en Facebook

Eagle Birds

Le sigue ‘Eagle Birds’, una gran pieza de Blues Rock con acento sureño, riffs marca de la casa y (perfecta) estructura clásica. Digamos que podría ser una versión de algún tema de ZZ Top o The Black Crowes. Pero entre esa ‘especial’ distorsión de grano gordo que tiene la guitarra y, sobre todo, las líneas melódicas de los versos, te das cuenta que es diferente.

Lo/Hi

Después nos adentramos en ‘Lo/Hi’. Un temazo que sintetiza muy bien uno de los rasgos identificativos de The Black Keys. Un riff más o menos estándar sobre una estructura que podría pertenecer a un blues clásico de los de toda la vida. Pero todo está hecho de tal manera que suena diferente. Suena a Siglo XXI y, en esta canción en especial, veo reflejado a un tipo que se llama Lenny Kravitz. A veces incluso recuerda a electrónica aunque no tenga ningún sintetizador. Es una cuestión de intenciones y de propuesta.

The Black Keys – ‘Lo/Hi’ © WMG (Nonesuch)

Walk Across The Waters

Tras los tres primeros trallazos de puro rock, bajamos las pulsaciones con dos grandes temas a medio tiempo. Dos canciones que parecen sacadas de alguna celebración religiosa de domingo, en las que la familia al completo cantaba y bailaba cogidos de la mano con otros miembros de la comunidad. Primero nos encontramos con ‘Walk Across The Waters’, para mi gusto, la canción más floja del álbum, tal vez por inesperada o indeseada por mis ávidos oídos ansiosos de riffs. Aunque siempre viene bien algo que ‘rompa’ con la inercia para poder volver luego con más ímpetu.

Tell Me Lies

La siguiente, Tell Me Lies’, aún manteniendo ese perfil de medio tiempo, me gusta bastante más. Tiene un ritmo y una cadencia hipnótica y una simple estructura que con muy pocas notas consigue algo realmente bueno. Un estribillo muy coreable rematan un tema interesante.

Every Little Thing

‘Every Little Thing’ arranca como si Jimi Hendrix se hubiera colado en el disco. Es sólo el principio, pero la primera vez que la escuché tuve que comprobar que no me hubiera saltado a una canción de la ‘bestia zurda’ sin darme cuenta. En seguida retoma su estilo Black Keys. Sobre un riff pegadizo y facilón arranca una melódica línea de verso con aire festivo. Luego viene otro pegadizo y facilón estribillo, marcado por dos notas que se te mete en la cabeza. 

Así llegamos justo a la mitad del álbum. Lo que debería haber sido la Cara A de hace 30 o 40 años (o más).

The Black Keys – ‘Every Little Thing’ © WMG (Nonesuch)

Continuamos con The Black Keys – ‘Let´s Rock’ | Crítica 

Get Yourself Toghether

‘Get Yourself Toghether’ nos lleva de viaje por alguna carretera del sur americano a lomos de una Harley Davidson (o una Indian). Con su ritmo ‘sin prisa pero sin pausa’ nos adentra en áridas tierras sureñas con una única intención: disfrutar del viaje. Un auténtico temazo con aire country.  Twitea éste post compártelo en Facebook

Sit Around and Miss You

Con ‘Sit Around and Miss You’ vuelve a bajar la intensidad. Es una melódica parada en un bar de cualquier carretera más o menos idílica (o mítica) del sur de Estados Unidos. Una parada para reponer fuerzas y aprovechar para recodar… a echar de menos (o de más).

Go

Nos volvemos a subir a la ‘cerda’, pero ahora vamos a darle un poco de gas y hacer unas curvas. ‘Go’ llega con su pegadizo riff que se arranca sobre un imparable ritmo de batería que nos recuerda al tosco traqueteo del bicilíndrico de Milwakee. Para darle ese toque ‘Black Keys’ le añaden un pegadizo estribillo a base de ‘ohs’ fácilmente recordable y coreable.

The Black Keys – ‘Go’ © WMG (Nonesuch)

Breaking Down

‘Breaking Down’ nos engaña con su inicial y delicado arpegio con sonido a instrumento de tierras lejanas como si de un sitar hindú se tratara. Pero, a base de una insistente, (casi) desnuda y magnífica línea de bajo y un estribillo más guitarrero, enseguida nos devuelve al asfalto. Eso sí, esta vez ya adentrándonos en las Montañas Rocosas, devorando millas rodeados de interminables bosques verdes.

Under the Gun

‘Under the Gun’ nos trae otro pedazo de Rock genuíno interpretado a la manera de The Black Keys. Tiene varios de los componentes esenciales (y habituales) de una pieza de Blues Rock clásico. Con su simple y marcado riff guitarrero, su contundente (y simple) base rítmica, su estribillo vitaminado y hasta su parte para el sólo de guitarra. Pero no suena a Blues Rock clásico, suena a algo más moderno… a otra cosa. Eso es lo que tienen The Black Keys.

Fire Walk With Me

Para terminar este gran disco, estos muchachos han querido acordarse de un hombre que seguramente les marcó, David Lynch. En verdad, lo hizo con todos nosotros con su impagable ‘comedura de coco’ televisiva en forma de serie, llamada Twin Peaks (y alguna otra mítica película). Y es que ese gran nombre incrustado en la memoria de muchos de nosotros, ‘Fire Walk With Me’, representa también otra gran canción de estos dos tipos.

The Black Keys – ‘Fire Walk With Me’ © WMG (Nonesuch)

“Cómo estos tipos, que no tienen pinta de hacer ni una sola concesión a los gustos del público o a sugerencias de casi nadie, se han convertido en uno de los grupos más importantes del actual panorama mundial del Rock”

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Regreso a Twin Peaks

Además, a partir de ese ‘geolocalizado’ título (‘Fire Walk With Me‘), por momentos consiguen que te despistes en ese universo ‘Lynchiano’. Aunque os confieso que muchos de los temas del disco, me han transportado también a aquel mítico pueblo. A aquel idílico (e idealizado) paisaje. En algunos momentos (del disco) me he sentido perdido entre las montañas que aparecían en esas primeras imágenes de la serie, con aquella música perfecta antes de que el título (Twin Peaks) emergiera en la pantalla. En fin… tal vez sean cosas mías…

Resumen de Let´s Rock

En definitiva, para mí, estamos ante un gran disco de Rock que muy pocas bandas serían capaces de hacer hoy en día. Combinan ese poso clásico con los toques frescos habituales que conforman el sello Black Keys. Básicamente, poderosos riffs de guitarra sobre unas bases de batería simples, pero que se abrazan con las guitarras a la perfección. Sobre todo ello, líneas de voz melódicas que huyen (sin complejos ni rencores) de los cánones del Blues Rock. Y para poner la guinda, estribillos frescos y pegadizos que parecen hechos para ser cantados a todo pulmón en un estadio. 

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Muchas gracias.

WillyRock